Arte y Dinero

Facultad de Bellas Artes — País Vasco

28 de abril de 2006

La trascripción fue realizada por Iñaki Zuazo conjuntamente con Pilar Millán.

Bien, pues gracias por vuestra asistencia, gracias por la presentación, gracias a Iñaki Zuazo por sus gestiones, y vamos a ver si esto puede servir para algo. Mi intención, como habéis visto por el título, era presentar a discusión y reflexión las relaciones entre las artes y el Dinero. Para entrar en esto tengo que empezar, lo primero, tratando de, maldiciendo de, el Dinero. Esto requiere unas cuantas aclaraciones. Si declaro, como declaro ahora mismo, desprecio, odio por el Dinero, que es un equivalente a decir “¡Mecagüen Dios!”, puesto que evidentemente, en la situación teológica actual es eso a lo que llamo Dinero, lo que está ocupando el lugar de Dios, es decir, lo que los teólogos decían el ens realissimun o realissimus, la Realidad de las Realidades, que pretendía, de una manera típica, conjugar en sí una especie de infinitud —naturalmente un sin fin sometido a domesticación, porque si no, no cabe— , con el hecho de ser todo, onmnisciente, omnipotente, todo eso, todas esas condiciones del ens realissimun, las cumple entre nosotros el Dinero, que es por tanto la faz dominante, la faz más presente de Dios, por más que se haya hecho compatible con muchas otras faces o figuras de Dios de religiones más arcaicas, de manera que, como veis, si alguien se pone a maldecir del Dinero, a declarar desprecio y odio al Dinero, efectivamente, está haciendo de la manera más actual, un equivalente a cagarse en Dios.

Es de ese, partiendo de ese “¡Mecagüen Dios!”, es de lo que quiero que esta charla, de lo que yo os diga, de lo que vosotros me soltéis, comience. Esta maldición, esta declaración de desprecio y odio del Dinero requiere unas aclaraciones: en primer lugar, puede parecer que alguien que se declara contra el Dinero y que maldice del Dinero, está con ello mismo poniéndose, por así decir, por encima de los hombres, por encima del mundo. Esto es lo primero que hay que corregir. Esto es imposible, no puede ser y espero que hacia el final de la charla, si nos da tiempo, se vea con más precisión, cómo no puede ser que alguien que es una persona real, con su nombre propio, don Agustín García o el que sea, esté de verdad contra el Dinero y que con ello pueda ponerse por encima de los demás.

Todos y cada uno, en cuanto personas reales, estamos al servicio del Dinero, al servicio de la Administración, de maneras más activas y, por tanto, nadie, en cuanto ente real, puede presumir de que está en contra del Dinero y que lo maldice, lo desprecia, lo odia. Esto no puede ser, de manera que no hay cuidao de que en esta maldición se implique nada de ponerse uno —yo por ejemplo— , por encima del mundo, por encima de los hombres en general. Ahora bien, esta declaración de humildad, de mí en cuanto persona real, no debe impedir para nada que, efectivamente, declare mi desprecio, mi odio del Dinero. Esta declaración por tanto, no puede ser nada personal y, efectivamente, yo no podría decir que personalmente tengo nada especial contra el Dinero, he sido más bien afortunado, en el sentido de que nunca he tenido que preocuparme mucho de él, ni he pasado grandes miserias, ni tampoco me he visto con grandes sumas de Dinero que me sometieran, que me llevaran a altos pisos de la Administración y, por lo demás, nada personal tengo contra el Dinero. La declaración por tanto, no viene de mí personalmente, sino de algún otro sitio que es mucho más interesante y mucho más vivo que mi persona.

Esta era la primera aclaración, después hay que pasar a otra, espero que pueda hacer esta aclaración en breve. Este desprecio, este odio del Dinero nunca puede entenderse en el sentido de que se haga en nombre de algo que esté enfrente del Dinero, como cosas espirituales de cualquier orden que sea, cosas más o menos del sentimiento, cosas del intelecto, cualesquiera de esos entes espirituales que por todas partes andan. Nada de eso puede ser verdad, por el contrario, tengo que maldecir de paso de todas las cosas espirituales que como tales se presentan a cada paso y se presentan significativamente también a través de los Medios de Formación de Masas de Individuos, que nunca dejan de hablar de cosas espirituales de un orden o de otro: a veces filosofías, que se reciben con más o menos respeto, a veces poesías, que, efectivamente, parecen representar algo típicamente espiritual, a veces descaradamente religiones, que no suelen identificarse con la verdadera, que es la del Dinero, la actual, en la que las iglesias son los bancos, sino que son más bien residuos de otras religiones más o menos tradicionales en esta tierra, puritanas, católicas o más o menos venidas de oriente o de algún otro sitio, formas del zen, formas de vudú y, bueno, toda esa cantidad de religiones y de espiritualidades que por doquiera florecen en nuestro mundo. De manera que, para no equivocarnos, tenemos que empezar maldiciendo también de todo tipo de espiritualidades, maldiciendo de cualesquiera de las cosas espirituales que como tales se venden. Esto tiene que quedar bien entendido.

No es en nombre de nada de eso como se está maldiciendo del Dinero, por el contrario, todas esas espiritualidades, todos esos entes espirituales, empezando por la propia invención del alma y siguiendo por todos los desarrollos posteriores, se han inventado precisamente para hacernos creer que el Dinero, en cambio, es material. Este es el gran engaño. Porque, aunque de momento no lo creáis, hace falta Fe, hace falta Fe para creer que el Dinero es algo material y, efectivamente, es para conseguir este asurdo, para imponer esta actitud increíble para lo que están los entes espirituales, como para que frente a ellos se contraponga el Dinero, el Dinero que es, como Realidad de las Realidades, lo más impalpable, lo más sublime y lo más ideal de cuantos seres espirituales se puedan imaginar.

No hay quien palpe el Dinero, no hay quien pueda concebir aquello como algo verdaderamente material y, sin embargo, a la gente se le ha acostumbrado de tal manera a concebir como material eso, que estará dispuesto a llamar materialista, por ejemplo, a quien se ocupe mucho del Dinero y a quien está mirando simplemente por sus fondos, por el acrecentamiento de sus sumas, alguien que vive por tanto en la pura región de los números, en la pura región de lo sublime y, sin embargo, se le puede llamar material. Hasta tal punto os ponen del revés las cosas, os las ponen del revés y, por tanto, obligan a que cualquiera que desde abajo intente hacer algo contra ello intente ponerlas del revés a su vez, para corregir ese revesamiento que es nativo, con el que las cosas se os dan.

Es para eso para lo que los espíritus y los seres espirituales se han inventado, para hacer creer que el Dinero es material, es decir, para hacernos olvidar que el Dinero, por el contrario, es la astracción de las astracciones, la sublimación de las cosas al grado más alto y algo perfectamente inpalpable. Supongo que este revesamiento del revesamiento más o menos lo cogéis y si no, ahora, en cuanto haga mi primera pausa, pues me lo diréis y, además, tampoco tenéis por qué esperar a ningún coloquio final, en cualquier momento en que me pare un poco —para no cortarme en una frase, ¿verdad?, que sería demasiado—, pero en cuanto haga un punto más o menos aparte pues podéis levantar la mano y pedirme que os repita o aclare o contradecirme en lo que sea. Este es el sentido en el que quiero que esto tenga lo más posible de conversación entre nosotros.

No es por tanto en nombre de nada espiritual —en lo que no creo— , como estoy aquí maldiciendo del Dinero y declarando desprecio y odio, es justamente del revés, la maldición del Dinero, el desprecio del Dinero nace del reconocimiento, la esperiencia cotidiana de que es Él el que acaba con las cosas, el que mata las cosas, el que hace, cada vez más, que no haya de verdad cosas, cosas que quiere decir las cosas que ingenuamente podían sentirse como tales, justamente esas que pueden ser de verdad sensibles y sensuales, palpables, venidas de algo que esté, efectivamente, por debajo de las ideas, que no requiera de ninguna idea para manejarse ni concebirse, sino simplemente de los dedos, de los labios, de los ojos, para sentirse. Esas cosas desaparecen bajo el Dinero, porque la condición del Dinero es la que he enunciado ya al decir que es la Cosa de las Cosas, es decir, que condición del Dinero es que no sea ninguna cosa, ninguna cosa diferente de otra, que sea efectivamente la Realidad de las Realidades, como Dios, y que en ella se anulen cualesquiera diferencias sensitivas, palpables entre las cosas diferentes.

Esto supongo que lo reconocéis todos como condición del Dinero, el Dinero consiste en eso, en esa anulación de la diferencia entre las cosas y, por tanto, una muerte de las cosas. Este es el motivo del odio, el Dinero acaba con las cosas, nos mata las cosas, las más inmediatas, las más sensibles, las más palpables, de manera que es en nombre de eso que no sé lo que es, porque aquello que es de verdad sensible y que viene de abajo no puede tener nombre, no se puede someter a una concepción, no se sabe qué es, a diferencia de la Realidad, a diferencia del Dinero, que sí se sabe. En nombre de eso que no sé lo que es pero que, en cambio, lo hay, a pesar de todo, a pesar de toda la carga de Dinero, a pesar de toda la carga de Realidad, es en nombre de eso como se lanzan estas proclamaciones contra la muerte de las cosas en el Dinero.

Esta es pues otra aclaración que era preciso hacer y sobre la cual podéis inmediatamente seguir discutiendo conmigo en cualquier momento en que me detenga. Y la evidencia de que esto es así la tenéis de tal forma presente todos los días en cada uno de vuestros pasos, que apenas haría falta recordároslo: todas las cosas se compran y se venden, ese es el Ideal. Todas las cosas se compran y se venden, y es absolutamente vano pensar que lo que pasa con las manzanas o con la carne de los peces del lago Victoria esportada por aviones a no sé cuantas partes del mundo o las flores criadas en Tailandia y esportadas a Europa, no es lo que pasa también con las sonrisas de amabilidad de una u otra servidora del Poder, con las proezas intelectuales que pueda llevar a cabo un ajedrecista, un matemático, un científico cualquiera, es completamente inútil intentar establecer una distinción entre unas clases de cosas y otras, todas se compran y se venden, y todas se reducen a Dinero, todas por igual, y esto de decir todas es desde luego, por supuesto, el Ideal, es el Ideal al que el Poder aspira, al que el Dinero aspira.

Por fortuna, —es nuestro único respiro, nuestra única alegría—, ese Ideal nunca puede cumplirse del todo, en verdad no hay Todo, en verdad no hay Todos, eso es un engaño, siempre queda algo que sigue habiéndolo aunque no exista, aunque no pertenezca a la Realidad, siempre hay algo que todavía no está comprado ni vendido. Esta es, este es el único respiro de alegría que podemos tener, la totalidad, el Todo, el llegar a hacer que todo absolutamente se compre y se venda y se reduzca a Dinero, no es más que un Ideal que nunca puede cumplirse de verdad. Ahora, eso no impide que esté haciéndonos la puñeta cada día, matándonos cada día. El hecho de que el Ideal no pueda cumplirse no impide que, efectivamente, esté ahí machacando día tras días, todo lo que el Dinero, y especialmente el Gran Dinero, el Dinero de las Alturas, el Capital en su forma actual, lleva a cabo cada día y inpone sobre las poblaciones está fundado en ese Ideal, ellos creen que va a ser siempre así, que, por decirlo así, nunca van a morirse, tienen un porvenir seguro. Sobre este porvenir es sobre lo que voy a hablaros enseguida. El caso es que ellos lo creen así, ellos piensan que, pues hay que seguir haciendo autos, hay que seguir produciendo autos, por ejemplo, hay que seguir produciendo autos y, por tanto, autopistas de una clase o de otra, machacando el mundo en nombre del automóvil, simplemente porque piensan que en el mañana está el automóvil, confían ciegamente en eso, ¿no?

Este proyecto, naturalmente, como todas las cosas que se plantean para un eventual, en que pueden suceder, no pueden suceder, son naturalmente infundadas de verdad, pero cómo pesan, cómo pesan, cómo nos estropean la vida todo el día, como he mostrado con respecto a la tierra padeciendo bajo el automóvil, y podría seguir presentando con cualesquiera otras cosas. Lo matan todo y en esta muerte de las cosas en Dinero, que es en Realidad, es lo que querría que pararais mientes. Os tendría que seguir dando ejemplos que no fueran del tipo del del automóvil pero que, en definitiva, son lo mismo. Había un juego que debió de inventarse entre alguna clase ociosa de Inglaterra que era el balonpié, el futbol, había algo de eso, bueno pues echad una mirada respecto a lo que pasa con el futbol en el momento actual: el juego mismo, el desarrollo de un partido por las buenas prácticamente ha desaparecido, primero bajo la computación misma del juego, que consiste en el contar los goles y que entonces aquello se cuente por victorias o derrotas, ya por ahí, con esa sumisión a los números empieza la cosa, después todo lo demás, después los negocios, las dificultades económicas de un club y del otro, las millonadas pagadas para la adquisición de un jugador de esta parte o de la otra, en fin, todo el resto del bien conocido juego del Capital, entrando en eso y acabando con lo poquito que podía quedar de juego en eso. Otro ejemplo más.

Todos los que os saque, comprobaréis enseguida que están determinados por eso que he anunciado, por el porvenir, por la Fe en el Futuro. Todo lo que hacen para matarnos, todo en lo que os matan y me matan cada día consiste en sustituir algo que era posible —como vivir, por ejemplo, que no sé lo que quiere decir ya, pero que era posible— , sustituirlo por algo bien sabido, y algo bien sabido tiene que empezar por ser el Futuro. Lo que os hacen cada día es cambiaros una posibilidad de vivir por un Futuro, y os dan un Futuro como si, efectivamente, os estuvieran dando la vida con eso. A la gente joven, que no me gusta mucho llamar joven porque suena un poco fascista, pero sí menos formada, menos malformada, menos conformada, pues se les vende Futuro, se les vende Futuro, vamos, pero como si fuera efectivamente lo que tienen, lo que tienen, lo que se les puede dar, la vida misma, y el Futuro no está aquí, el Futuro no es más que un objeto de Fe y, sin embargo, ese objeto de Fe, que nunca puede estar aquí porque es esencialmente algo que no está aquí, eso es lo que os cambian por vida.

Futuro es la muerte, porque la muerte de uno tiene esta condición de que nunca está aquí, de que es siempre futura, es decir, que si nos machaca, nos hunde, nos trastorna, es desde el Futuro. La muerte es siempre futura y entonces esto hace que sea bastante razonable lo que una vez y otra oiréis decir: que la función del Capital y la del Estado al servicio del Capital consiste en la administración de eso, la administración de muerte, que naturalmente ellos no lo dicen así, pero sí en el sentido de la administración del Futuro: presupuestos estatales, proyectos de desarrollo de empresas y cualesquiera de las otras funciones a que el Gran Dinero, el Capital se dedica, pero también, por desgracia, a niveles de dinero más humilde, aquello a lo que os obligan a cada uno de vosotros, a que en lugar de vivir estéis haciéndoos un Futuro, una muerte. Que estéis contribuyendo por tanto a la realización, a la realidad de esa muerte que nunca de por sí lo es, eso quiere decir haceros un futuro para que oigáis del revés otra de las muchas cosas que os tienen dichas del revés y que, si es preciso, seguiremos discutiendo aquí.

La sustitución de las cosas, la muerte de las cosas por Dinero pasa por ahí, pasa por la redución a Futuro, porque he aquí otra evidencia que todos tenéis a la mano: el Dinero de verdad es Futuro, el Dinero es por tanto Crédito, el Dinero es por tanto Fe. Naturalmente una cosa tan inpalpable, tan sublime como es el Dinero sólo puede sostenerse —le pasa lo mismo que al Dios de la vieja teología— sólo puede sostenerse por la Fe. Si en este momento se dejara de tener Fe en el Futuro imaginaos a dónde iría a parar la Banca que está fundada esclusivamente en el juego con el Futuro, en el Crédito, dónde iría a parar la Banca, la Bolsa y, por tanto, todos los demás artilugios del Estado y del Capital. Solo vuestra Fe, nuestra Fe, inpuesta de una manera suficientemente mayoritaria está sosteniendo ese Dios, un Dios que sin esa Fe, evidentemente, no tendría donde sostenerse, no teniendo ningún fundamento de verdad palpable y verdadero.

Es por tanto lógico que la conversión de las cosas en Dinero quiera decir una sumisión a Futuro, porque el Dinero es esencialmente Futuro y desde el Futuro es desde donde parte todo. Esto os lo he citado con ejemplos del Gran Capital pero considerad cómo os hiere a cada uno en su vida diaria, en la organización de su vida cotidiana, hasta qué punto estáis desvividos, estamos desvividos, precisamente por el Futuro. Porque, efectivamente, no nos dejan, no nos dejan sentir a ver qué pasa. Esto, esta posibilidad, siempre estaba abierta, sentir a ver qué pasa, dejarse sentir, dejarse –también— hablar, dejarse pensar. No nos dejan, ni sentir, ni pensar ni nada a ver qué es lo que está pasando, ¿por qué?, porque está ahí el mañana más o menos inmediato y eso, efectivamente, supongo que todos lo sentís conmigo, actúa literalmente como una muerte, actúa como una muerte y, evidentemente, eso es lo que os venden como real y como realista.

A uno que, demasiado mal formado, se fuera todavía capaz de dejarse ir viviendo, dejarse ir viviendo a ver qué pasa, entonces a ese se le llamaría cualquier cosa, al que se dedicara a lo más inmediato y palpable se le llamaría pues, no sé, hasta loco, soñador, cualquier cosa, en cambio el realista es el que vive en el Futuro, que es donde no hay Dios que pueda vivir. Eso es justamente a lo que suele llamarse realista y eso es lo que os venden a cada paso.

Os podía seguir dando ejemplos que afectan lo mismo al Gran Dinero por todo lo alto que, en consecuencia, a la demolición, el estropicio y el engaño de nuestras vidas, de nuestras vidas diarias, pero, antes de pasar a ver cómo todo esto se aplica directamente a lo que aquí nos traía que eran las artes, pues prefiero hacer un intermedio y recoger ya, antes de seguir adelante y volver sobre ello, cualesquiera ocurrencias que os hayan venido, desde donde sea, si os han venido desde esto que nos queda tal vez de pueblo desconocido, como yo intento hablar desde hay, pues tanto mejor, pero si intentáis hacer una defensa de la realidad está muy bien que la hagáis porque, después de todo, estáis esclavizados ahí, de manera que es normal que aquí, frente a este cagarme en Dios que estoy haciendo y maldiciendo de la Realidad que es el Dinero, podáis, intentéis hacer una defensa y decir “hombre, ¿por qué?”. Así que de cualquiera de donde vengan las voces, adelante.

— Si te parece empiezo con la intervención. La verdad es que me ha gustado verte, Agustín, porque hace ya algunos años, en una situación similar, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, empezaste la intervención diciendo “yo no soy real”, al decir “yo no soy real” la gente que estaba allí soltó una pequeña o una gran carcajada porque parecía que la impresión de realidad pues nos mentía porque tú eras real, sin embargo tú insististe “yo no soy real”, y a partir de ese momento, como tu intervención consistía, en cierta medida, en recordar algunas personas con nombres y apellidos, de esos que se ponen con mayúscula, pues todo el discurso fue, diríamos, no decayendo, pero sí cargándonos los nombres y los apellidos porque, efectivamente, el señor que estaba allí no era real y las personas sobre las que hablaba tampoco parecía que eran reales porque los nombres y apellidos, como digo, se iban cayendo, ¿no? Han pasado los años y quizá hoy también podríamos decir, en cierta medida, que tampoco eres real, ¿no?, aunque te han presentado con nombre y apellidos, porque todo el discurso, hablando siempre de teología, es cierto, porque a los que nos gusta la teología, y pensamos que no hay nada más que la teología, porque el Señor siempre es eterno, pues nos damos cuenta de que esa realidad, de alguna manera, pues es bastante, no compleja, sino variada, ¿no? Para no alargarme más, me gustaría saber, desde lo más estricto de la teología, de ese concepto aristotélico del Señor y del Ser, ¿cómo podríamos encontrar hoy, en este tiempo, si se puede decir que esto es tiempo también, cómo podríamos saber, o qué dibujo, qué boceto podríamos hacer para plasmar la cara del que sabe?

— AGC: Bueno, me alegro de que después de tantos años te queden estos recuerdos. Parece que, efectivamente, algo queda. Que algo quede de aquello, de hace años o de esto de ahora, no es lo importante que quede, lo importante es que hiera. Ya sé que es muy difícil, ya sé que en cuanto salgáis de aquí, después de haber oído unas cuantas barrabasadas, trataréis de curaros enseguida y decir “¿qué coños ha estado diciendo este tío?, ¿qué ideas nos trae aquí?”, porque, efectivamente, un es normal que, como ente real, se guarde de la herida, pero desde luego eso es lo que importa, no que quede una memoria más o menos fiel de algo que habéis oído sino que os haga algo, que me haga algo, porque se trata de eso. Una filosofía, una poesía, cualquier cosa de esas, una teología incluso que no hiere, pues no hace, no está haciendo de verdad algo. Por lo demás, bueno, tal vez hay que desenredar algunas confusiones que has sacado respecto aquello, desde luego yo, lo que he dicho por lo pronto es que yo, como don Agustín García, es decir, que como ente real,  no puedo ser el que me cago en Dios, no puedo ser el que declaro odio y desprecio del Dinero, porque uno en cuanto persona real, y después lo he estado desarrollando bien, está sometido al Dinero, está hecho de Dinero, está sometido al Futuro y a la Administración del Dinero, de manera que no será ningún ente real. Sobre yo que no soy nadie tal vez volveremos al final pero, en todo caso, cuando se trata de alguien de quien se habla, con un nombre o de otra manera, ese ya es real, ese no soy yo, de mí no hay quien hable, yo soy el que hablo, de mí no hay quien hable, y os lo adelanto por si después esta aclaración no tenemos tiempo de insistir en ella. Bueno, aparte de eso, ¿más cosas?

— Hola, a mí me parece que es lo más interesante, a mi modo de ver, es esa dimensión tuya que dices que no eres real y que no…, o sea, que no es la persona, que anteriormente, por ejemplo, has dicho “alguien que es más interesante que mi persona” que es el que desprecia el Dinero, ¿no? Yo pienso que ni el Dinero, ni lo otro, ni otras cosas, sino eso que no sabes, que no se le puede poner nombre, que es lo más interesante a mi modo de ver de tu manera de ver. Entonces me gustaría que ahondaras un poquito en esa dimensión que comentas, que no se le puede poner nombre, ¿no? A ver si pudieras hablar un poco de la sustancia de lo que está hecho o de lo que es eso.

— AGC: No se puede… Dices que es interesante, claro te ves forzado como yo a emplear una lengua, un idioma que está muy cargado, muy corrompido, interesante es un término que suena a  bancario y suena a los intereses, ¿no?, y, por tanto, eso no puede decirse así. Si es interesante es precisamente porque es desconocido, porque no lo puedo describir, porque cualquier cosa que describa es ya real y, por tanto, no es aquello que queda todavía vivo por debajo de lo real.  Respecto a eso no podemos tener ni un nombre ni una idea, lo hacemos con ello inmediatamente real, si le damos un nombre, una idea, solamente lo palpamos, lo sentimos por vía negativa. La Realidad no es todo lo que hay, es mentira, no hay todos, no hay todos que valgan, de manera que eso, efectivamente, es lo que negativamente nos sugiere la presencia de algo que no es real pero que lo hay, lo hay y es a lo que estoy aquí desde luego apelando costantemente, en mi corazón y en los vuestros, es a eso a lo que estoy apelando. De todas formas sobre ello creo que a propósito del arte y los artistas volveremos todavía un poco. Entre tanto más cosas que no nos distraigan mucho.

— Sí, yo quería hacer una puntualización. En esos ejemplos que has puesto de la conversión de las cosas en Dinero, a  mí me parece que el más llamativo de todos o quizás el más primitivo y que ha ido creciendo pero que quizás es muy elocuente y muy evidente es la amenaza de conversión del amor en Dinero, por ejemplo. Cuando el amor empieza a tener conciencia de sí mismo empieza el proceso de prostitución, bien por vías de matrimonio o bien por vías de la propia prostitución, que es un poco también lo que pasará con las artes, pero a mí me gustaría que eso está ahí muy primitivo, y esa conversión de algo desconocido que podría haber sido amor es una de las primeras amenazas de conversión en Dinero.

— AGC: Si, bien, es otro ejemplo entre los muchos que dije, efectivamente, eso de amor, que es un término de este vocabulario idiomático del que siempre hay que desconfiar, mientras que no se sepa lo que es, pues está vivo, ahora en cuanto se sabe lo que es ya es real, ya es Dinero, que es la Realidad de las Realidades y, efectivamente, es una conversión harto elocuente y, como bien has recordado, da lo mismo que el Dinero se introduzca por vía directa de la prostitución o la semiprostitución de las chicas que lucen sus encantos en las portadas de las revistas o por vía del matrimonio o de la costitución de la pareja, sea para criar hijos para el cielo o para alguna otra de las finalidades que a ellos les gustan, pero en cualquiera de las formas, efectivamente, es una conversión en Dinero, eso está claro y todo el mundo sabe que no ya solo el matrimonio sino una pareja es una unidad económica y todo el mundo sabe que la prostitución, de una clase o de otra, es uno de los negocios más importantes bajo el Régimen, de manera que ahí tenéis lo que puede haber dado de sí el amor cuando se ha dejado convertir en una realidad, es decir, en Dinero. ¿Qué más por ahí?

— Yo quería decir que ¿qué esperanza nos queda?, un poco, porque sin Dios, con este Dios actual del Dinero, este neoliberalismo… pues los que fuimos, que tuvimos un poco de utopía en su momento por el marxismo, etc., no sé…, que ya es un paso darnos cuenta de lo esclavizados que somos y de que verdaderamente vivimos en unas sociedades complejas para hacer lo que hacíamos cuando éramos monos, el comer, y… poco más. Nos lo complican por este capitalismo feroz. Y otra cosa para después, que supongo que entraremos en harina, porque nos… el arte nos has anunciado su muerte, ¿no?

— AGC: No,  no, he dicho que iba a hablar de la relación del arte con este asunto, sí. Bueno, de los monos y eso más vale que no te acuerdes, eso tal vez te quede de la fidelidad a la Historia que es el principal fallo del marxismo en sus análisis con respecto al Capital, fiarse en las visiones históricas y prehistóricas, ¿no? Efectivamente lo que quieres decir es que esto, este tinglao que nos tienen encima es sumamente complejo pero muy simple porque consiste, si bien se le mira, en lo que aquí estoy sacando, en el dominio y la redución a Dinero de cualesquiera cosas que puedan aparecer. No hay esperanza, no hay esperanza, la esperanza es de ellos, porque el Futuro es de ellos, el Futuro es de la muerte como os he estado… de manera que no hay esperanza, uno no puede cambiar un Futuro por otro y creer que este otro Futuro pues por ser de otro color va  a ser más inocente, no hay esperanzas posibles. Antes os he dicho, en cambio, algo de un respiro de alegría que es el que da el reconocer, por ejemplo, que el Ideal con el que ellos cuentan, el Todos con el que ellos cuentan las poblaciones, los tiempos y demás es mentira, que no hay Todo que valga, que siempre hay por fuera de Todo algo que no es de la Realidad, sin embargo, sigue vivo y eso no es ninguna esperanza para el Futuro, eso es algo que podemos sentir AHORA, tu y yo y cualquiera, está pasando. Es decir, es mentira el Ideal de totalidad que nos imponen, lo cual no impide que nos esté machacando costantemente y dándonos la lata, pero es mentira y eso, el reconocimiento de que es mentira, es ya directamente AHORA, una fuente de alegría, la sola fuente de alegría.

— El presente.

— AGC: No, no, el presente no, el darse cuenta de eso, el darse cuenta. No,  no, ninguna fe en el tiempo, si uno no cree en el Futuro ya no cree en ningún tiempo, AHORA, AHORA no quiere decir el presente, AHORA quiere decir AHORA, y AHORA, como estáis percibiendo como yo en este momento, es algo que ni Dios puede saber qué es, porque AHORA, en cuanto se dice AHORA ya no es AHORA y entonces esa es la gracia que tiene y no se le puede nunca reducir ni al presente, ni a ninguna otra idea que podamos tener. AHORA estamos sintiendo que, aunque padecemos costantemente el dominio del Ideal, el dominio del Dinero, al mismo tiempo estamos sintiendo que es mentira, que hay más fuera de eso.

— Has dicho muchas cosas, usas las palabras de diferentes maneras a lo largo del discurso, desde mi punto de vista, y una de las cosas que has dicho, que me ha llamado mucho la atención, es “todas las cosas –digo de diferentes maneras porque un poco más adelante has dicho que no, que no todas— todas las cosas se compran y se venden”, y yo no estoy de acuerdo. Ella habla de esperanza, yo creo que la esperanza es futuro, y a lo mejor no hace falta esperanza, ¿para qué?, para vivir. Tengo que poner palabras para las cosas que digo, lo cual no quiere decir que algunas no sean tan innombrables como esa que tú defines como innombrable, que es lo que eres, pero no lo que apareces. Entonces cuando dices “todas las cosas se venden”, yo te pregunto, la capacidad de sentir una pasión ¿se vende, se compra? Ella habla de amor, pero el amor es otra cosa porque es una palabra que tiene ya mucho peso, y todo el mundo tiene una idea cuando se habla de amor, pero yo digo, esa capacidad de sentir pasión, que no es esperanza, que no es futuro, que no es muerte, eso, que es innombrable por cierto, pero tengo que ponerle una palabra, ¿eso se compra? Si se compra, por favor, dime dónde, dinos dónde, ¿se vende?, no se puede vender.

— AGC: Bueno, hay que guardarse mucho de ponerse a filosofar porque aun los más vulgares de entre nosotros tenemos una tendencia en cuanto se plantean estas cosas a ponernos a filosofar y, evidentemente, el lenguaje de la filosofía, como el de la teología, está pervertido. Hay que practicar, no sé, una labor más de herir y más negativa, por mi parte es lo que estoy intentando. Efectivamente, tú misma te has dao cuenta, lo de “todas las cosas, todas se compran y se venden” es simplemente un Ideal. Lo que he dicho exactamente es que no hay todas que valga, que eso no impide que efectivamente el Ideal nos esté machacando, pero que no hay todas que valga, que siempre hay algo que se escapa, que nunca puede llegar a haber todas, que el futuro no se cumple nunca, que todos esos son ideales de Arriba y nada más, y entonces para referirte a pasiones y cosas de esas nunca debes emplear términos positivos, no puede ser, es decir, lo que antes he dicho del único resquicio de alegría que nos queda es eso mismo. Efectivamente, puede pasarnos, a ti, a mí, a cualquiera en el momento más inesperado, puede pasarnos cualquier cosa y que esa cosa no sea una mera realidad más pues depende de que no se deje, o por lo menos  no se deje tan pronto cazar por el término y por eso. Por desgracia de amor, de pasión, de cosas de esas que has citado se habla, en literatura, en poesía, en cine, se habla la mar todos los días, se habla mucho y, efectivamente, al hablar de ello y al tratarlo de una manera o de otra, más o menos literario o filosófica se le está convirtiendo en cosas, en cosas de la Realidad y, entonces, para mí la alegría es saber que también eso es mentira y que, a pesar de que todo eso se pueda hacer literatura y filosofía, no importa porque sigue siendo mentira y, por tanto, por fuera de la mentira siempre hay más de eso que no existe y no tiene nombre, sería lo único que vale, no se puede comprar en ningún sitio, claro, en ningún mercado. Tal vez se nos vaya haciendo un poco tarde si queremos hablar un poco del arte y los artistas…

—Sí, yo quería hacer una reflexión sobre el dinero en sí, a mi me parece como muy difícil hablar solo del dinero porque me parece que no puedes aislarlo del resto de cosas, de hecho, antes de existir el dinero existía el trueque para intercambiar cosas, el dinero existe por su valor para cambiar cosas, es un medio de intercambiar objetos, entonces a mí me interesa justo en relación a otras cosas y, por eso, me interesaría más oírte hablar sobre el título de la conferencia, arte y dinero, porque ahí es donde se habla del arte como… ¿puede ser el arte una mercancía? o ¿qué tipo…?, aunque nos duela decirlo. Me gustaría saber tu enfoque más en relación a, más que hablar del dinero solo como algo en sí mismo.

— AGC: Sí, vamos a hablar de eso el rato que nos quede pero, desde luego, veo que en lo anterior… no he acertado todavía a herirte con una flecha que te entre lo bastante hondo en el corazón, por así decirlo, porque, efectivamente, lo que tenías que haber oído es que todas las cosas en el Ideal se reducen a Dinero, no hay lugar a que hables de otras cosas, porque en el Ideal, es decir, en la Realidad que se nos impone, todas ellas no son más que formas del dinero, de tal forma que tengo que aprovechar antes de pasar a lo otro para aclarar, combatir esta superstición que es muy general: se piensa que efectivamente el Dinero es un medio, es un medio para el trueque entre cosas, esto es lo que os hacen creer, y por tanto has hecho muy bien, muy normalmente, en referir a la forma más primitiva que es el trueque directo sin moneda y todas esas cosas, ¿no? Efectivamente el Dinero en la forma más general que yo digo está, no puedo decir desde siempre, pero sí puedo decir desde el comienzo de la Historia, es decir, desde que tenemos conciencia de nosotros, desde hace unos diez mil años más o menos, un siglo de siglos. Y desde entonces, mucho antes de la invención de la moneda, desde luego, está ya el Dinero en el sentido más general. Pero la superstición es pensar que efectivamente ese medio de trueque no hace nada, que es inocente, es decir, que está ahí como algo neutro, como un intermediario, que tú cambias una cosa por otra, vendes esta compras la de más allá, y que este manejo del medio, el manejo del Dinero deja a las cosas indemnes, no les hace nada, las cosas siguen siendo las cosas. Es mentira, esto es lo importante, no hay ningún medio inocente, el medio lleva en sí toda la carga que he dicho, el intento de redución a Dinero mismo de las cosas. Alguien puede pensar “bueno, sí, efectivamente, yo compro un costillar de cordero o me gano la sonrisa de la recepcionista de tal sitio y, aunque el Dinero esté por medio, evidentemente, en un caso y en el otro, el costillar de cordero o la sonrisa de la señorita, pues están ahí indemnes, de manera que ¿cómo puedo decir que se han reducido a Dinero?”, pues esa es la superstición que combato, no hay tal cosa, el hecho del trueque comercial, la actividad misma del Dinero anula las cosas, lo que las cosas podían ser en sí. Nada que se compre sabe igual que si de verdad hubiera sido gratuito, nada que se venda sabe igual. Esto es una cosa que cualquiera puede haber percibido por esperiencias muy inmediatas, si alguna una vez le ha sucedido –cosa que es rara, dada nuestra esclavitud— le ha sucedido sentir de verdad algo y en ese momento si ha reflesionao y lo ha comparao con lo que de ordinario entiende por sentir, “¡pero si esto es como otro mundo!”, si alguna vez a alguno le ha sucedido algo de eso. Es por tanto importante, para terminar con esto aunque sea un poco a lo bruto, decir que el Dinero no puede nunca comprar nada bueno, nada bueno se puede comprar nunca con Dinero, el Dinero no puede dar más que sustitutos y es lo que da, el Dinero os puede dar, no desde luego amor, pero sustituto del amor sí, no os puede dar vida, pero sustituto de la vida sí, que es el Futuro, no os puede dar ni sexo, ni placer de esta clase o de la otra, pero sustitutos sí, es lo que puede y no puede dar más que sustitutos porque efectivamente solo cosas que ya se han sometido a la ley del mercado, es decir, que en cierto modo están ya convertidas en Dinero, incluso antes del acto de intercambio, solo con esas cosas puede jugar el Capital, solo con esas, y esas son justamente los sustitutos de las cosas que evidentemente pues, dada la condición servil de nuestros idiomas, se llaman con el mismo nombre que aquello que podía haber sido, por ejemplo, amor, hasta libertad, cualquier cosa, llamamos con el nombre de aquello que podía haber sido pero que evidentemente ya es el sustituto. Ya que he citado “libertad” recordad la situación del Régimen actual en el que, sobre el que ahora volveremos, ahí también se habla de libertad, de librecambio y cosas así, ya veis aquello a lo que aludía libertad, que era algo negativo, que era la liberación de este yugo, de esta Realidad de que os hablo, eso se ha convertido en algo manejable, comprable y vendible, la libertad se compra y se vende, es nada más evidente que eso para poner algo que está todavía, que parecía estar más allá todavía que el amor de las posibilidades de sumisión al mercado pero que no lo está.

Bueno ya no os dejo, como tal vez sería oportuno, que discutáis estas cosas que os lanzo así un poco de esabruto, pero vamos a tener un ratillo para hablar acerca de la aplicación de todo esto a las artes. Y al hablar de las artes, no podemos menos de hablar de la creación, que es el término que los artistas suelen emplear en lugar del de la fabricación, que se puede emplear para un artesano o para otras situaciones de menos monta que la del arte propiamente dicho. Bueno, el Régimen que hoy padecemos, el de la Democracia Desarrollada —que es el único que directamente conocemos— de manera que en él están incluidos en forma de Historia, el mundo de Cleopatra, el mundo de Napoleón y cualesquiera otros mundos de la Historia, este que es el único que directamente conocemos, es como si fuera la suma y la culminación de cualesquiera formas de dominio en la Historia, y este régimen que hoy padecemos está, como percibís y alguno de vosotros incluso esperimentáis activamente, está lleno de producciones artísticas, de artes plásticas, hasta de arquitectura y de cerámica, de artes musicales, de artes poéticas… está lleno; nunca han florecido más en nuestros recuerdos de la Historia.

En nuestros recuerdos de otras épocas históricas que en realidad no están aquí, pues todavía el artista podía tener grandes dificultades para tratar con el Poder, encontrar algún príncipe que le suvencionara, y todavía en épocas más antiguas podría ser un simple pordiosero, un artista no reconocido, un artesano más o menos genial que apenas encontraba manera de encontrar con el arte su sustento y encontramos que igualmente en nuestro mundo la suvención, el buen trato para con el arte, los artistas, los músicos, los poetas y todo lo demás está por encima de cualquier cosa, de otras épocas históricas que podamos imaginar.

Nunca el Estado, que está al servicio del Capital, el Estado en cualquier comunicación, nunca ha tratado así de bien, con tan prolífica generosidad, a los artistas de todo tipo, en la medida en que debieran estar reconocidos, a los poetas, a los músicos, a cualesquiera representantes de las artes, y así florecen por todas partes. Esto debería ser para vosotros como para mí un poco sospechoso, bueno primero ahora hay que reconocerlo porque a lo mejor hay todavía por ahí algunos artistas o músicos o poetas más o menos, no para ¿? que se quejan de la falta de atención de las alturas hacia esto de las artes, pero esto es una falsedad, nunca ha habido más atención ni nunca el Dinero ha corrido de una manera más abundante en todas las manifestaciones de la cultura que con lo que nos está pasando ahora a nosotros.

El hecho de que el régimen —que es evidentemente la culminación de la sumisión al Capital en el que se puede decir que ya la administración estatal y la de la empresa son la misma, y que no hay la menos diferenciación entre Estado y Capital y que los ejecutivos del Estado y el Capital son los mismos y se visten de la misma manera y hablan de la misma manera y de las mismas cosas— que este régimen coincida con el que resulta más generoso en cuanto a promoción de la cultura y de toda clase de artes y de producciones artísticas, esto debería ser un poco sospechoso y efectivamente debe ser algo más que sospechoso.

Efectivamente esa suvención de las artes, esa promoción de las artes de cualquier tipo desde Arriba por medio de legislación, por medio de premios que tal banca o tal empresa tiene previstos y que se multiplican cada vez más, todas esas suvenciones y apoyos desde lo alto sólo pueden darse con una condición: que las cosas a las que esas artes se dedican o que las artes produzcan no le vayan a hacer daño a nadie, esa es la condición. Evidentemente dentro de eso, naturalmente el Estado y el Capital procuran suvencionar y premiar pues a los más hábiles, a los más listos, lo mismo si son arquitectos que si son efectivamente pintores, que si son poetas, que sin son músicos dentro de eso, dentro de eso evidentemente con más o menos buen tino, con una más o menos imparcialidad de los jurados encargados de determinar a dónde van las suvenciones se procura premiar a los más buenos, es decir, a los que pintan más hábilmente; o tienen, se arreglan más para desarrollar fantasías de esas arquitectónicas que se venden actualmente como arquitectura; o que producen una poesía literaria pues más fina, más fina, más inteligente; o que producen filosofías especialmente agudas; o que producen —y esta es la parte más importante de la cultura— que producen sistemas científicos efectivamente fundados en un manejo del lenguaje matemático lo más complicado y claro al mismo tiempo posible y que efectivamente cuentan con la experimentación probatoria, etc.

Sí, esto es así, no hay por qué negar esa escala, pero es todo dentro de eso, dentro de la condición de que sea como sea, eso que se produce no le vaya a hacer daño a nadie, y no le vaya a hacer daño a nadie quiere decir que ni vaya a producir  placer de veras de ningún tipo ni venga a producir ningún descubrimiento de la falsedad de la Realidad tal como la que ahora os estoy presentando por lo directo, esa es la condición, esa es la condición. ¿Quién puede sentir de verdad placer en visitar un museo, sea el del Prado, sea el Guggenheim, sea cualquier otro, visitar una exposición de cualquiera de vuestros compañeros que empieza a lanzarse a este mundo de las artes y de las suvenciones y que ha conseguido que una galería le patrocine y que le deje sacar sus telas o sus tablas allí un ratillo, quién puede sentir placer con eso?; es imposible, es imposible porque allí a lo que se va es a otra cosa, se va al negocio, es decir, se va a hacer cultura y turismo, por ejemplo, que es negocio. Pues muy bien, y ¿cómo puede pensarse que un turista que va a visitar el museo del Prado, para poder decir que ha visitado el museo del Prado, va a sentir por casualidad, es casi imposible, por casualidad delante de algún lienzo algo, algo de verdad?, es casi imposible.

Y quien está metido en la promoción de la pintura o de la escultura contemporánea lo mismo, cómo se puede sentir placer ninguno si ahí se está tratando de otra cosa, uno está ocupado tratándose en realidad del negocio, del negocio que en una gran parte es la propia promoción del artista, lo cual es Dinero, lo cual es Dinero. Y el Dinero, como he dicho, lo mismo en esto que en todo lo demás impide cualquier sentimiento, cualquier sensación que sea directa, no puede ser, no puede haber placer.

Y con eso del placer que, me fastidia tener que mencionar con una palabra de nuestro idioma, puesto que apunta a eso desconocido, a eso que en realidad no se nos da más que por roturas, por sorpresa, con eso del placer va ligado lo del descubrimiento, descubrimiento, la Realidad está hecha de cobertura, está cubierta de esas ideas, de esos ideales, es un engaño; se os venden, se nos venden las cosas del revés, entonces podría suponerse que una canción, un poema vivo, o un razonamiento que se le escape a algún, a algún lógico más o menos desmandado o hasta un físico no del todo conforme que se encuentre algunas contradicciones entre la experimentación y la teoría, podría ser que aquello fuera una herida que descubriera algo, que estuviera haciendo alguna rasgadura en esta cobertura de la Realidad a la que estamos sometidos; entonces no recibiría suvenciones ni premios. Si corriera ese peligro de poder efectivamente con gran facilidad, dar algo de placer de veras por sorpresa en cualquier momento, y con ello alguna forma de descubrimiento.

La música que se haga puede ser lo más compleja, rica y virtuosa que sea; las filosofías que se saquen pueden ser efectivamente de las más penetrantes y finas y todo lo demás en su razonamiento; pero que no hagan nada de verdad, que a nadie le hagan daño, que uno pueda visitar ese museo, oír esa serenata, esas canciones actuales o clásicas; que uno pueda tragarse esos libros de divulgación científica o de filosofía sin que le pase nada, sin que descubra, sin que sienta nada de verdad ni descubra nada respecto a la mentira de, a la mentira de la Realidad, esa es la condición, esa es la condición fundamental.

Si por ventura sucede, como siempre puede suceder, que en lugar de contentarse, que es lo que está mandado, con hacer revoluciones dentro de un libro o dentro de una sala de exposición o dentro de una sala de orquesta, alguien, alguien hace poesía, en música, en arte, algo que efectivamente pueda, pueda herir, eso queda automáticamente escluido de la promoción, eso no recibe suvenciones. Si alguna vez os extraña, considerando la situación económica de las artes actuales que al lado de, que al lado de tales formas de pintura, de música o de poesía que han adquirido muy alta valoración y promoción, y ha ganado grandes premios, encontráis otras que os parece que son igual o mejor de buenas, de bien hechas, pero que no, pues eso os puede guiar para distinguir este límite, es decir, es que la primera condición es esa, que no puedan de verdad producir un placer inesperado, arrebatador, que por tanto, implicaría un descubrimiento de la falsedad del Futuro, de la falsedad de la Muerte. No pueden, no pueden porque eso sería atentar contra la Realidad, sería atentar contra el Estado y el Capital, sería atentar contra el Dinero.

De manera que cualesquiera de los ejecutivos representantes del Poder, y por tanto, de los que se nombren como tribunales o jurados para decidir estas cosas, tienen por lo bajo bien presente esta condición: “sí, sí, sí,  si será muy bueno pero no sé lo que le pasa que…”. Le pasa que se sospecha que aquello puede hacer algo. Y la condición, y la condición para que la cosa se suvencione y se premie es que no haga nada, que no haga nada, es decir, que no haga más que eso que los medios os cuentan todos los días, revoluciones, todos los días se hacen revoluciones, pero revoluciones entre las páginas de un libro: esta poesía ha revuelto el mundo y todo eso; esta, esta manera de entender el color, la perspectiva de este pintor ha revolucionado el mundo; este… este, este hallazgo de estas maneras de consonancia, música ha revolucionado todo. Son revoluciones en un vaso de agua, todo eso son revoluciones que suceden dentro de cosas tan reales como el libro, la sala de esposición o de conciertos y todo lo demás, por tanto cumplen la condición de no hacer nada. El Estado y el Capital premian todos los días cosas muy revolucionarias, pero revolucionarias dentro de un orden, claro, revolucionarias dentro de que se apresten para someterse a los manejos justamente del Dinero.

Y esa es la condición que os quería recordar para que en vuestra experiencia como artistas o como consumidores de arte podáis poner la prueba y reconocerla o no reconocerla de una manera o de otra. Se nos termina este rato que tengo con vosotros y nada más tengo que recordar muy brevemente cómo esto hace referencia a eso de “yo que no soy nadie” y a por tanto, a lo de la creación.
 
El Dinero está, el dominio del Dinero está íntimamente ligado al dominio de la idea del creador, del creador, no puede separarse en nuestra consideración del régimen actual lo uno de lo otro. ¿En qué consiste la Democracia Desarrollada? Consiste, por supuesto, en que el Estado es el Capital, como hemos demostrado, es el más perfecto dominio del Dinero, pero por otra parte consiste en este primer artículo de la Fe: que cada uno sabe qué es lo que hace, adónde va, a quién  quiere, qué vota, qué compra, qué vende y todos los demás. Esta es la Fe en el individuo personal, esta es la idea central, el artículo de fe primero que la democracia requiere, y esto no hace falta que os lo explique mucho porque todos sentís como es así, por eso que el automóvil personal es, aunque sea en forma de chapa y gasolina, un representante perfecto de este ideal del Estado—Capital, la idea de quien, de que es el, de que cada súbdito sabe, sabe adónde va, como un automóvil, sabe adónde va, se mueve por su cuenta, es decir que el movimiento que pueda desarrollar le sale de sí mismo, y esto como veis, está recordando inmediatamente a Dios, a Dios padre, especialmente a Dios, a Dios creador y a los sucesivos infundios de filosofantes, de Aristóteles, el primer motor y todas las cosas por el estilo, que la vieja teoría había desarrollado.
De forma que el primer artículo de venta es de alguna manera el individuo, el propio individuo que al contribuir o consentir en que las cosas se reduzcan todas a Dinero, él mismo con ello se está vendiendo, está realizando una forma de prostitución que es lo que da su Realidad. Y esto en cualesquiera otros oficios pero una manera muy especial en las artes donde prima esa noción de la creación sobre la que termino ahora atacando.
 
Se cree también que el músico, el filosofante, el poeta, el pintor, hasta el arquitecto o el ceramista se sacan aquello que hacen de sí mismos, como por una especie de emanación, por expresión, es decir, que son ellos efectivamente los que lo hacen, cada uno de ellos como ente real, y que les sale, pues de su cerebro, su sensibilidad, sus experiencias, sus habilidades, cualquier cosa pero suya, que les sale, que les sale de sí mismo, esa es la creencia fundamental en la creación. Natural, si no se creyera eso, ¿cómo podía haber derechos de autor, que es un negocio fabuloso en la sociedad en la que estamos? Si al autor se le puede considerar dueño de los productos que ha lanzado al mercado y recibir por ello sus correspondientes estipendios es porque se supone que esa producción le ha salido a él de dentro, y ¿quién va a mandar en esa poesía o en esa canción o en esa sinfonía si no es él mismo, que se la ha sacado por expresión, de su propio ser? Esta estupidez es una de las creencias fundamentales que están rigiendo sobre nosotros.

Efectivamente, está claro, sin que tenga que razonarlo mucho, que cualquier cosa que salga de uno, de uno como ente real no puede tener ningún interés, es casi como la carta que uno le escriba a su tía pidiéndole dinero o a un amigo dándole el pésame por la muerte de su madre, muy interesante para ese trato familiar pero que no va a ninguna parte. Lo que a uno le salga de su ente real no puede tener otra condición que esa, y es normal que entonces se le premie, por la propia sumisión a las condiciones de la Realidad. Es por lo que se le premia, por lo que se cobran derechos de autor.

Bueno, pues otra vez, frente a todo esto, la única alegría que nos queda es que esto no es todo, no tenemos otra; cualquier otro intento de encontrar un respiro y una alegría no sirve. Efectivamente, cualquiera de vosotros debe reconocer conmigo que uno de vez en cuando puede hacer cosas que ni las hace él, ni sabe lo que hace, ni las rige y ni sabe de dónde les salen. Esas grietas que quedan es el único camino de alegría que tenemos; de vez en cuando algo puede hacer cosas que él no sabe, que él no controla. Basta con dejarse, basta con que por alguna razón sus estructuras anímicas reales estén relativamente descosidas, basta con que le suceda algo en el plano intelectual o pasional que efectivamente le desate imprevistamente alguno de esos nudos, para que de vez en cuando, a pesar de la persona de uno, a través de la persona de uno, pueda surgir algo que no es él, que no es de él, que no es de él, que no ha salido de él. Esta posibilidad es la alegría.

En ese sentido, lo que recordabas antes, yo no soy este que tenéis aquí bajo mi nombre propio, yo no soy este ente real, yo es cualquiera, por tanto no puede ser nadie real, yo es cualquiera que está diciendo yo, yo depende estrictamente del acto mismo de hablar, de ese AHORA que es completamente inasible. Y tanto inasible es AHORA como inasible es YO, YO no es nadie, YO no es nadie, YO depende del acto mismo de hablar y por tanto no puede ser nadie real, real es la persona, el yo, como suele decirse con la esclavización del psicoanálisis, el yo, pero el yo no soy YO, el yo no soy YO, la persona no soy YO, y por tanto esta diferencia es la que tiene que quedar clara, porque efectivamente, yo en cuanto ente real, artista o no artista, soy el que soy desde que he recibido mi condena a muerte futura, mi muerte me configura, mi muerte me configura, me hace ser el que soy, me da mi Realidad. En cambio YO de verdad YO no muero nunca, porque no existo, no tengo Futuro, que es donde está la muerte, estoy AHORA  y AHORA  no es ningún sitio ni ningún tiempo porque no hay quien lo coja, y en ese sentido YO no muero nunca y YO tal vez, a pesar de mi persona real, puedo hacer cosas que mi persona no sabe de dónde le vienen, y que por tanto, a lo mejor pueden, en contra de todo el montaje del Dinero, producir de verdad algo de sentimiento de veras: herida, herida, sorpresa, en contra de uno, y con ello algo de descubrimiento de toda esta mentira que esta mañana os he estado contando.

Con esto termino y tal vez tengamos que irnos por lo tarde […] Adelante:

— Agustín: en este régimen que dices tú de promoción de la cultura y el arte, que son inofensivos, ¿no se podría considerar arte, arte de verdad, arte que mantiene ese espíritu rebelde el precisamente el ser consciente y el establecernos de manera vital en eso que no existe pero que lo hay?

— AGC: Sí, no puedo decirlo así. Yo prefiero simplemente limitarme a negaciones, eh. No creer en las revoluciones dentro del libro, dentro del cuadro, dentro de la… eso es lo primero. Porque si uno cree que su rebeldía, a la que haces alusión, su rebeldía está plasmada en su manera de pintar, está plasmada en su forma de hacer y de vender música, que está plasmada en su poesía y que ahí está … entonces está perdido porque eso ya ha entrado a formar parte del mercado. A ese, a ese arte, a esa poesía, a esa música la van a apreciar precisamente, precisamente por su rebeldía, por su carácter de rebeldía. De manera que quiero decirlo así sin hablar de lo que queda, efectivamente, no puedo decir más que aparte de todo el tinglado del mercado hay más.

— Pero no me refería a hacer cosas sino a vivir desde ahí, vivir desde lo que no existe.

— AGC: Bueno, es el único sitio desde donde se podría vivir, desde lo que no existe. La existencia es lo contrario de la vida. Lo que he estado, lo que he estado presentando es este sustituto de existencia, que es un término que se inventó para Dios, o de Realidad, en lugar de eso de vivir, que no sabemos qué es y simplemente pensamos que puede que, que puede que se diera porque simplemente porque la Existencia no es todo, ni la Realidad es todo, simplemente por eso, por esa negación.

— Resulta que en este culto a la firma del que tú has hablado, el culto al autor, hay también otro fenómeno todavía mucho más perverso y es que si ha habido alguna vez alguna voz desmandada, por ejemplo en boca de Homero o de Shakespeare, para decir alguna verdad y han acertado, o de Valle—Inclán, pongo alguno más moderno; incluso hay que lo que se llama luego los representantes artistas que dan a ver estas nuevas versiones tanto de Homero como de Shakespeare y entonces hacen su Otello, hacen su Iliada, hacen no sé qué de tal manera que lo que menos importa es aquello que está limpiamente dicho de una vez y que acertó como una flecha y queda obnubilado por esto que se llama la firma de la puesta en escena, de la decoración o la trasfiguración de aquello. Quiero decir que el culto a la firma es todavía más perverso que no solamente depende de la voz originaria sino de muchas más cosas más tremendas.

— AGC: Sí, desde luego a Homero y a Shakespeare antes de que venga cualquier director de escena, por ejemplo, para acabarlos de matar, basta con que les hayan metido en los programas de Historia de la Literatura. Si alguien ha conseguido meter a Homero y a Shakespeare en la historia de la literatura y que los niños se aburran aprendiéndose lo referente a ellos durante unas cuantas … la cosa ya marcha por su camino y ya no hay peligro de que suceda de que algún verso aislado pueda despertar alguna emoción o algo. Pero luego, efectivamente, tienes razón, luego viene esta culminación de la cosa que es cuando se representan las tragedias de Shakespeare, por ejemplo, la creatividad, el creador se traslada igual del poeta, el supuesto poeta creador, se traslada al metteur en scène, al director de escena o de film cinematográfico, que efectivamente a su vez tiene que ser creador, eh, porque si no no estamos en democracia … también ellos tienen que ser creadores. Eso naturalmente, recubre de una capa de falsedad doble a los productos de forma que cada vez hace más difícil que a través de esa doble capa atraviese, atraviese eso. Lo mismo de la música, la creatividad se traslada por supuesto del compositor al ejecutor; un pianista, una soprano pueden llegar a ser tan creativos y merecer de la crítica definiciones en el sentido sublime de su creatividad, como la del productor. La creatividad, la creación, los derechos de autor, por tanto es lo que mata todas las cosas. ¿Qué más?

— Pero es que hay una pequeña cosa. En la producción anónima popular, en los romances por ejemplo, los variantes enriquecían la producción originaria. Esa es la gracia de la producción anónima popular. En cambio, en la producción de autor, parece que la ley es un entorpecimiento.

— AGC: Es un… es una cosa que me… te agradezco que vuelvas a sacar pero que por desgracia no tenemos ya ocasión de desarrollar porque implica todo el volver a las cuestiones de la lengua, de la lengua viva frente a la escritura y la tradición frente a la sumisión a la Historia, una serie de temas que, efectivamente he tratado más de una vez y que son muy apasionantes  pero que ya nos…

— Bueno, yo sólo quería decir que me ha sorprendido porque pensé que venía a escuchar algo diferente escuchar algo que me resultaba muy familiar y es porque yo a mis padres, siempre a mi madre más que a mi padre siempre le he oído decir (eran otros tiempos) que el duro era el Dios y la Virgen la peseta. Entonces, bueno, a partir de ahí, luego decías que el amor, bueno no tenemos más remedio que atenernos a las palabras pero yo creo que el amor, que sí que existe, como el futuro y que es el deseo anhelante de algo ¿no? Yo una vez también, si me permitís, os digo un pequeño poema que escribía referente a la espiritualidad de la que tú también maldecías y yo creo que es el único futuro que tenemos, la espiritualidad, que a mí me la ha…, me la ha hecho sentir verdaderamente el sexo aunque sea algo tan dispar, pero yo la he encontrado un poco por ese camino, y escribí una vez algo que para mí es mi espiritualidad, y es: Yo sembré tu semilla en mi sexo y me fui, y creció como un amor un…, y creció como una flor un poderoso amor, y yo no estaba allí y expandí una fragancia dulce de compasión y yo no estaba allí. La vida me dio la hostia que tanto pedía, que tanto quería, me dio el amor y cuando sucedió ya no lo tenía. Entonces me parece que el futuro es la espiritualidad, que el amor es la espiritualidad, que el amor es el futuro y que el tiempo es también el deseo anhelante de algo que es el amor […].

— AGC: No, no lo elabores más porque es peor ¿eh? […]. Desde luego, lo que has recordado de las… de las formulaciones de tus padres, pues me congratula y desde luego la gente siempre ha reconocido que Dios es el Dinero, como yo he dicho aquí; lo que pasa es que la gente en general, cuando decía esas cosas, las decía como en sentido figurado y yo aquí he tratado de decíroslo en el sentido nada figurado, en el sentido más propio de los sexos. En cuanto a lo otro, es que no te he herido bastante a fondo en el corazón por lo que he visto porque sigues hablando del Futuro y del anhelo del Futuro como si fuera una cosa inocente, cuando te he mostrado que no hay más Futuro que Muerte, y que por tanto un Amor que fuera Futuro no podría ser más que Muerte y todo eso pero ¡qué le vamos a hacer! No todas las flechas pueden llegar tan adentro de como quieren herir. Tu poema desde luego, tú mismo reconoces que lo que es, lo que vive es el estribillo: y yo no estaba allí, y yo no estaba allí. Eso es lo que, es eso lo que…  lo demás, y especialmente sexo, que es un palabrejo inventado desde Arriba, lo mismo que el Amor mayúsculo por lo de Arriba, ese más vale que ni siquiera intente meterse en este combate de la poesía o el descubrimiento.

— Bueno, yo solamente quería darte las gracias porque venía a oír una charla, la que sea, que no sabía cuál era, pero me daba igual, y lo que se me ha quedao, lo que verdaderamente se me ha quedao es que lo importante no es que quede algo sino que hiera, y personalmente, me siento herida y cambiada de opinión, y no puedo decir nada más porque lo que va a pasar, no sé…

— AGC: Me alegro, me alegro de lo que está pasando ahora mismo y me alegro de esa, de esa herida, me alegro de esa herida, dure lo que dure, eso efectivamente, no podemos saber de por dónde tirará pero por lo pronto: si la herida está, ahí esta la herida.

— Eh, Agustín, eh, una pregunta. Cuando hablas que de vez en cuando salen grietas, donde aparece lo innombrable, no, pues, en flashes de gozo, de sentimiento y tal, eh…, ¿pudiera darse que esas grietas no fueran solamente flashes sino se perpetuaran en un presente continuo?

— AGC: Es un problema, eh, vamos a ser más modestos, decir, desear que fueran lo más frecuentes posible, […] que fueran lo más frecuentes posible esos posibles estallidos, nunca eso puede dar lugar a un <<presente continuo>> por como antes ya he propuesto, he dicho, el Presente, esto que imaginamos como el Presente es un engaño también que viene a completar el engaño del tiempo que empieza por el Futuro, empieza por el Futuro. Viene a completarlo creando el Presente, frente a ello hay que decir AHORA y AHORA no es ningún Presente, ni ningún Futuro ni nada, AHORA es una cosa que no podemos asir ni concebir, AHORA es inconcebible, AHORA es inconcebible y esto es lo que tiene de maravilloso: AHORA es inconcebible. Y YO cuando no soy nada, soy inconcebible. Y esto es… todas las… todas las alegrías que se nos pueden dar, de manera que no, para qué aspirar a que los milagros más o menos frecuentes… quedara, viniera a dar lugar a una situación más o menos extensa, más o menos personal. No hace falta. Basta con constatar esto tan evidente: AHORA es AHORA, y AHORA no es ningún sitio ni ningún momento. Esto es algo tan maravilloso de por sí que tendríamos que no tener que buscar nada más.

— Pues no sé muy bien cómo formular eso en que el Capital, ellos ¿no? y claro y nosotros, o sea, como dos bandos en guerra ¿no? El Poder, Dios, el capital, ellos, los que no son ellos quienes son: no somos. Entonces, ¿estamos en guerra?

— AGC: Pero eso lo he dicho ya eh…

— Sí.

— AGC: …he dicho que la democracia requiere la colaboración con la Fe. Nosotros somos un rebaño de sirvientes y de empleados del Capital y del Estado. Eso somos nosotros. La cosa es muy triste de decir pero hay que entender que no hay tal contraposición. Hay todavía algunos que siguen creyendo que el Estado y el Capital están en contra de el individuo. La Libertad es individual. Mentiras todo, mentira. Hay una colaboración constante. Nosotros propiamente dicho somos un rebaño de empleados servidores, y ya, ya, como dije, yo en cuanto D. Agustín García, en cuanto ente real, no puedo, no puedo hacer nada más que contribuir a la administración del Capital. Otra cosa es… YO que no soy nadie, que nunca muero, pero ese no es Nosotros. De manera que respecto a Nosotros, ya está aclarado.

— Bien, entonces ese Nosotros, que no somos, o que somos esos sirvientes o empleados, o que se nos usa, de vez en cuando, aparece alguno que sirve como de antena, que recoge un eco que no es propio ¿eh?, y yo voy a citar a John Cage cuando hace 4’33” y compone una música que no existe, y realmente revoluciona la música. Y realmente es una revolución porque nos permite cambiar el punto de vista y la manera de entender lo que hasta aquel día se había pensao que era una creación musical. Nos permite escuchar más allá y está en los libros y conocer eso es positivo…

— AGC: Ya.

— …porque nos permite romper fronteras. No sé, me ha gustado mucho escucharte porque realmente nos quitas anclas y nos haces sentir algo de lo que es la palabra libertad, ¿no? pero no hay esas barreras. Estamos como más mezclados, ¿no?

— AGC: No sé, siempre da un poco reparo desilusionar pero tengo que seguirte desilusionando ¿no? Eh…el… no hay, siendo nosotros el conjunto   […] que somos, no hay posibilidad que alguno personalmente haga nada más que servir al orden, no hay posible, no es posible que haya un músico ni un poeta excepcional, eso son cuentos de la Historia y de la Cultura. El creador no es nunca real, el creador no es real, si merece la pena. En cuanto,  claro, ya he visto que tus aficiones han hecho que la revolución dentro del reino de la música te haya parecido una revolución pero ya ves…

— Tampoco.

— AGC: […]p’acá, no sólo no ha pasao en…, no sólo no ha pasao nada en la producción musical… en la producción política, sino tampoco en la musical, que ha seguido por los caminos que están ordenados. Bueno, no quiero insistir en las desilusiones.

— Pues gracias por decepcionarme.

— Si no hay nadie más, quería preguntarte una cosa un poco para… para entender un poco lo de la decepción de la última interviniente y es, respecto a lo que ella llama lo de estar mezclados. Y es que yo creo que la cosa misma del lenguaje está ya esa contradicción porque siendo el lenguaje como es, lo más gratuito que se le puede dar a un niño, lo que no vale dinero, es más barato que el agua, es gratis absolutamente, inmediatamente el lenguaje es convertido en palabras semánticas, en significado de cosas que son las que nos van a dar el precio al mismo tiempo que el valor de las cosas…

— AGC: Sí, sí…

— Déjame que termine, eh, déjame que termine. Y luego, no es eso se queda ahí sino que se convierte en escritura, que es de los señores, que es del Poder, decir que la mezcla viene de mucho más antes. Explícame eso.

— AGC: No, no, no tengo que explicarte nada. Además, me has recordado algo que, ya te dije antes que tal vez no era ocasión de sacarlo aquí. Efectivamente es así: la lengua viva, aunque esté, aunque sola… solamente aparezca en forma de, en forma de lenguas de Babel, de idiomas —lo cual no quiere decir la lengua de verdad nunca— a pesar de todo, es efectivamente la única máquina, máquina gratuita que se nos da, a cualquiera, sin distinción de clases ni de sexos, la única. Y la escritura, en cambio, siempre ha sido de los señores y de los sacerdotes de los señores, es una distinción fundamental. Por eso, en cuanto a la poesía y por extensión, en cuanto a la música, la oposición entre palabra en el aire y escritura, sumisión, fijación y por tanto, manejo por parte del mercado, que nunca podría manejar la palabra suelta, la palabra viva, por eso es tan importante. Pero en fin, esto es más bien para otra charla.

— Esto…, bueno, hola, tú mira, o sea, llevas lo que has dicho en la conferencia de…, bueno que me recuerda a tus textos cuando dices que el NO pierde su gracia si va en sustitución de algo a lo que se le dice que SÍ, en realidad, por qué no es posible pensar que existe una especie de necesidad del SÍ cuando en realidad si piensas que mucha gente al salir de esta conferencia, ese NO que tú piensas que has plantado no es en realidad más que un SÍ a el propio discurso que tú has hecho. Quiero decir: no es un NO puro sino que es un SÍ y una aceptación del propio discurso que tú has hecho. Desde el punto de vista de que, por ejemplo, tú mismo, me recuerda uno de tus textos, cuando aceptas el SÍ, por ejemplo cuando dices: LIBRE TE QUIERO. Eso es decir un SÍ, no es decir un NO. Me refiero, tú no estás, no estás sembrando un NO sino que estás sembrando otra especie de SÍ, como si dando por hecho una necesidad de un SÍ, que en realidad no es el nuestro, sino que pasa un poco a ser el tuyo.

— AGC: Ya, ya, bueno respecto a lo de que la conferencia sea mía y que alguno, que uno, en lugar de sentirse herido, como yo digo, lo que le pasa es que diga: “sí señor, qué razón tiene, qué bien predica…

— A eso, a eso justo me estoy refiriendo.

— AGC:[…]malintencionado, puede suceder, eres libre, eres libre de tener esa mala intención, puede que en una gran parte de lo que está suceda así, puede que no, y puede que más o menos si no tiene, no tiene mayor interés, y debes librarte de pensar que eso quiere decir ninguna reducción a un SÍ. Efectivamente la gente está segura de que lo bueno sea así, y lo dice positivo: “esto es positivo”. Yo aquí, lo que os he estao mostrando es que las cosas están del revés.

— Pero no lo estoy diciendo desde tu intención, o sea, no estoy diciendo que tu intención sea crear otro SÍ […]

— AGC: No, no, mi intención […] digo respecto al resultado.

— … sino seguramente algo, estoy diciendo seguramente algo en nosotros mismos, en los que escuchamos, no tanto como en el que habla.

— AGC: Sí, si pero he dicho que eso es una presuposición malintencionada porque puede suceder algo de eso en vosotros, puede no suceder, puede suceder más o menos. No hay por qué pensar que eso quiere decir una reducción al SÍ. Efectivamente, hay una tendencia de la que estoy hablando ahora a que el SÍ sea lo bueno, y a lo bueno se le llama positivo; los militares llaman positivo a algo bueno, y… y muchos más que los militares…

— A lo que me refiero, en realidad…

— AGC: Aquí, aquí os he mostrao cómo simplemente es que está del revés, está del revés, que eso de lo positivo es lo que llamaba la Realidad, el Dinero. Positivo quiere decir que vale dinero y que vale dinero por ejemplo para el propio enriquecimiento cultural de uno o para cualquier otra tontería. En cuanto a la canción esa que tan conocida ha hecho Amancio Prada, la de Libre te quiero, desde luego yo no estoy dispuesto ni a relacionar esa letra con cualesquiera otras cosas que en otros géneros diga, ni nada de eso pero en todo caso te equivocas porque LIBRE, LIBRE, es un término negativo. La Libertad en positivo, como antes he dicho, es un engaño. LIBRE te quiero… quiere decir SIN, SIN, SIN, no atada, no atada, sin prisiones. No hay ninguna, no hay ninguna verdadera función de la palabra LIBRE en ese, en esa canción que se pueda llamar positiva. Es una llamada a la liberación, que después se aclara cuando se dice pero no mía, pero no mía…

— Pero entonces poner nombre…

— AGC: …y al final se dice Ni tuya, ni tuya.

— Lo que estás haciendo es poner nombre a lo más puro, a lo mejor, a lo más, convirtiéndolo en real, a lo más puro, igual que hace el mercado revolucionario vendiendo camisetas del Che.

— AGC: Esa es, esa es la tendencia: convertir el NO en SÍ, como he dicho. Por desgracia esa es la tendencia.

— Tú  estás, no sé, convirtiendo en algo real, poniendo un nombre …

— AGC: Sí, sí.

— …a algo que es lo más puro.

— AGC:…en algo real, en algo maldito, en algo condenado al Dinero, convirtiéndolo en Dinero, por decirlo una vez que ya está bastante claro lo que he soltao, lo que quiere decir positivo, realizándolo, convirtiéndolo en Dinero. Es una tendencia que nos tienen que contar pero sin desanimarse porque eso no es todo. De vez en cuanto, a pesar de esa tendencia maldita, siempre algo se nos puede escapar. Y eso es, y eso es lo que vale. Bueno, tal vez es que se ha hecho desmejoradamente tarde.

— Para nosotros, es la hora normal de terminar, eh. ¿Hay alguna otra intervención? Qué, pues, ¿nos despedimos Agustín? Muchas gracias.

— AGC: Nada, gracias a vosotros.

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